domingo, 23 de septiembre de 2007

Fullerías de recreativos

(* publicado en Junio de 2006)

Hace unos días se abrió un hilo muy interesante en el Foro Multiball sobre viejos trucos para conseguir partidas gratis en los recreativos (de forma indebida, obviamente). Por supuesto la mayoría han dejado de funcionar, pero es divertido recordar aquellos tiempos de recreativos llenos de pinballs y chavales ansiosos, a veces demasiado, por jugar. Hoy en día, cualquier máquina recreativa es difícil de engañar, mas sencillo es convencer al encargado de que la máquina se ha tragado una moneda para que te la devuelva o te ponga la partida (cuidado! huelen el miedo). Pero la verdad es que antes era menos complicado y digamos que los chavales teníamos la ‘ética mas relajada’ (cuando el hambre aprieta y la paga es escasa…).

Claro ejemplo de fulleria: cuando el operador mira a otro lado varios chavales tapan al fullero mientras este manipula la máquina. El peinado del jugador de billar también tiene delito.

Lo típico y más aburrido era intentar engañar al monedero con monedas falsas. Con monederos antiguos era tan sencillo como poner un aro de alambre a un duro para que la máquina lo detectara con una moneda de 5 duros. También se ha hecho con simples anillas con el diámetro adecuado y, los mas elaborados, con discos de plomo. Los monederos de hoy en día son mucho mas sofisticados y además de diámetro y peso también controlan el grosor e incluso el material del que están hechas las monedas. Aun así, en la UE, se ha conseguido con algunas monedas de otros países que son semejantes a la moneda de uno o dos euros.

“Vamos a pescar” es el topicazo de las fullerías. Hacer un agujero en la moneda pasarle un hilo de pescar y deslizarla suavemente por el monedero hasta que marca partida, una vez hecho “solo” hay que recoger carrete. Con las truchas de piscifactoría puede que funcione, pero los operadores y encargados son tiburones y hace años que esos trucos no funcionan. De nuevo monederos muy sofisticados con trampillas y topes impiden el retroceso de la moneda.

Parecido, pero mucho mas elegante y discreto, es el de la trampilla y el duro. La idea es utilizar una moneda de inferior valor a la mínima permitida, con lo que el monedero siempre la devolverá. Antes de introducirla se sujeta la trampilla del cajetin de devolución en la posición superior, con lo que la moneda se debería quedar aprisionada entre el monedero y la trampilla. Luego se le da un pequeño impulso y la moneda invertirá el recorrido pero evitando los mecanismos de control y marcando la partida. De método infalible a pasado a servir de poco, mejores monederos y/o mas distancia entre el monedero y el cajetin, lo han convertido en raramente provechoso.

Uno muy peliculero es el del alambre: Introduciremos el alambre por el monedero y con mucha ‘habilidad’ llegaremos hasta el switch adecuado para marcar las partidas. Lo habrán intentado millones de chavales por haberlo visto en alguna película… quizás a principios del siglo XX alguien lo consiguiera, hoy en día es imposible. También estaba el “electrónico” que se basaba en utilizar un mechero con encendido electrónico, o de esos de cocina, para aplicar impulsos eléctricos al monedero. La teoría dice que con la ‘casualidad’ de tu parte podrías marcar partidas, la práctica dice que posiblemente termines llevándote un calambrazo, los cables y switchs llevan aislante por alguna razón.

El mejor truco siempre ha sido conseguir la llave, era mágico, pero engañar al monedero hoy en día es prácticamente imposible, son auténticas cajas negras llenos de contrapesos, trampillas y detectores que impiden viejos trucos. Incluso teniendo la llave, si el interruptor del operador para dar partidas está roto o ‘desaparecido’, si no tienes una moneda no podrás poner partidas.

Trucos específicos para los pinballs pocos. Solo con los pinballs electromecánicos se podía hacer alguna cosa, pero requería conocer bien la máquina y saber donde estaban los mecanismos que contaban las bolas o las partidas, luego un golpe certero en el mueble podía, y solo en raras ocasiones, hacer vibrar el mecanismo y que el disco saltara a otra posición dándote así partidas o bolas extra.

He leído por ahí que realizando determinada secuencia de pulsaciones de los botones de los flippers, en los pinballs electrónicos, se consiguen partidas gratis. No es cierto, al menos no en la parte de que te dan partidas gratis. Si que es cierto que algunos programadores dejaron puertas traseras (otro día profundizo en el tema) pero, hasta ahora, nunca se ha encontrado y documentado ninguna que sirviera para obtener partidas gratis.

Siguiendo con el tema, como (casi) todo el mundo sabe, al final de una partida de pinball se lanza el mecanismo de la lotería que da, ‘aleatoriamente’, un número de dos cifras. Si este número coincide con las dos ultimas cifras, de la puntuación obtenida por el jugador, se gana una partida (TACKAAA!). En los pinballs modernos esto está implementado vía software y de aleatorio tiene poco, el operador puede configurar el porcentaje de partidas gratis que la lotería ofrece. Pero en los pinballs electromecánicos el mecanismo si que era aleatorio y además la lotería se ejecutaba al iniciar la partida, no al terminarla. Para evitar que el jugador supiera el número agraciado anticipadamente, se tapaba con una cortinilla que se retiraba al terminar la partida. Si el material del backglass lo permitía, se podía hacer un agujero con un clavito calentado con un mechero y retirar la cortinilla para averiguarlo de antemano. Cuando la puntuación de la última bola coincidía con la terminación se dejaba colar la bola para obtener la partida extra. Y hablando de sistemas de lotería, parece ser que la “Ocean Deep” de Famaresa tenía una lotería con ruleta electrónica y al final de la partida, si se tenía la habilidad suficiente, se podía parar la ruleta con el botón de inicio de partida para así hacer coincidir las terminaciones.

Cuanta menos electrónica tenga una máquina, mas sencillo será engañarla, el problema es que es casi imposible encontrar hoy en día un pinball electromecánico en explotación y, si hubiera alguno, con el cambio de la peseta al euro tendría un monedero moderno, así que la mayoría de estos trucos no sirven de nada. En cambio los futbolines, por ejemplo, son caldo de cultivo para las fullerías: Desde el mas simple (poner papel de periódico dentro de las porterías para que la bola no se cuele) pasando por los brutales (levantar entre varios el futbolín y golpear los bajos para que las bolas ‘saltaran’ la compuerta) o los mas elaborados (hacer un agujero del tamaño de la bola justo debajo del cajón de las bolas).

Cualquier fullería es reprobable, pero cualquiera que conlleve dañar la máquina es para capar al infractor (de hecho creo que es lo que hacen en algunos países asiáticos y en Kansas y he oído que en Suiza está penado con 2 años de mili obligatoria en el Vaticano teniendo que llevar ese horrible uniforme) así que, por favor, seamos serios y pensemos en lo que hacemos. He leído por ahí que uno de los mejores trucos es echar agua con sal, a ser posible caliente, por el monedero, así el mecanismo se vuelve loco y empieza a dar partidas sin parar ¿Pero quién $#%&@ es el descerebrado que se lo cree? Si se echa agua, con o sin sal, a cualquier aparato eléctrico o electrónico solo vas a conseguir cargártelo y provocar un cortocircuito que si te coge por medio te va a dejar bonito, sino me crees prueba con tu ordenador ya verás como si haces eso podrás acceder gratis a webs porno y ganar en los casinos on-line.

A los fulleros esporádicos o novatos (los veteranos ya lo han comprobado) recordarles que hay que tener en cuenta que los encargados de los recreativos y los operadores tienen cantidades ingentes de mala leche y bastante menos de paciencia y no les gusta nada pillar a alguien trasteando en sus máquinas. (y eso de levantar habitualmente 150 kilos de pinball les pone los brazos como jamones y los guantazos que dan colocan y descolocan tabiques nasales con una facilidad pasmosa).

Operadores vigilando sus pinballs, notese su aspecto pendenciero.

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