Dungeons & Dragons (Bally 1987)

Gary Gygax murió ayer a la edad de 69 años (RIP+). Estoy seguro que pocos sabían quien era este señor, pero resulta que Gary, junto con Dave Arneson, revolucionó el mundo de los juegos de mesa cuando crearon el que parece ser el primer juego de rol: Dragones y Mazmorras en 1974.

El juego se popularizó rápidamente y se han realizado series de dibujos animados, películas, juegos de ordenador y, como no, un pinball. Bally tardó 14 años, pero al final compro la licencia.



D&D es un pinball poco usual o, mejor dicho, poco habitual. Diseñado por Ward Pemberton (Fathom, Gilligan's Island, Goldeneye, entre otras) con un bonito artwork de Pat McMahon (Black Rose, Dirty Harry, Fish Tales, Junk Yard, Popeye, Tales of the Arabian Nights o la famosisima Pinball Circus, entre otras), tuvo una tirada mediana (2000 unidades) y no se si llegó a España, lo cierto es que no recuerdo haberlo visto nunca.



La máquina también presenta algunas características inusuales. Por ejemplo, al lado del flipper superior derecho nos encontrábamos con un electroimán que bloqueaba la bola para un multiball… bueno, esto se ha visto en otras mesas, pero creo que todas posteriores a esta. Los mismos flippers también eran novedosos, Bally los bautizó con el nombre de “Ball Blaster”, se suponía que estaban diseñados para una mejor precisión en los tiros. Que yo sepa solo los utilizaron en otro pinball : “Escape from the Lost World” (Bally 1987)


Otra artilugio inusual eran los botones extra que se podían encontrar a ambos lados del mueble, debajo de los botones de los flippers y que servían para activar una palanca que cerraba, alternativamente, uno de los pasillos laterales y así, de esta forma, evitar que la bola llegara al sumidero. Este mecanismo se utilizó también en un pinball un poco anterior: “Hardbody” (Bally 1987).

El topper no era muy especial, un par de luces (flases) y otros dos detrás de una imagen del dragón. Este topper se puede quitar fácilmente para que el operador no tuviese problemas para trasportarlo y/o situarlo en lugares de techos bajos (con la irremediable consecuencia que muchas mesas han llegado a manos de coleccionistas sin esta parte).