Cuando Maior me envió este pequeño artículo con consejos para lograr que un pinball emita un nivel de ruidos por debajo de lo normal, me acordé inmediatamente de mi experiencia con los vecinos cuando instalé mi primer pinball en casa.
Después de pedir ayuda a unos amigos para subir el pinball hasta el piso 21 de mi edificio no me quedó otro remedio que invitarles a cenar y a estrenar el pinball. Eran las 5 de la mañana cuando les conseguí echar y gracias a que un flipper se había calentado tanto que se quedaba bloqueado.
Unos días mas tarde me encontré en el ascensor con la vecina del 20 que me preguntó, bastante cabreada, que porque jugábamos a la petanca en casa, que esas cosas no se debía hacer. Yo negué que jugara a la petanca, de hecho no sabía ni de lo que me hablaba. Finalmente un día que estaba jugando al pinball la vecina subió a casa para averiguar que era el ruido que escuchaba y entonces me di cuenta que hablaba del pinball.
Lo que más se escucha de un pinball no es la música de este sino las vibraciones de las bolas rodando y os aseguro que es un ruido muy molesto. Todo ese sonido se transmite hacia el suelo, solo tenéis que poneros debajo de un pinball cuando se está jugando para comprobarlo.
Así que la mejor forma de evitar que los vecinos se quejen es asilando el pinball del suelo y/o forrando el mueble (mejor por el interior).
Yo opté por comprar en Leroy Merlin unas planchas de cartón verde grueso que venden como aislante para debajo del parqué. Encima de tres capas de este cartón que ocupaba toda la superficie del pinball puse una alfombra mas por una cuestión de decoración. Para las patas compré los tapones de caucho que podéis encontrar en tiendas especializadas de pinballs y que además de proteger el suelo de raspones, amortiguan las vibraciones.
El artículo que nos ha mandado Maior explica otros métodos para evitar ruidos, pero con lo que yo hice, la vecina dejó de quejarse.
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